Grande hasta el final, 4 orejas en Valencia a cuatro meses de su despedida terrenal. (Foto archivo "El Tato")
Jesús Ramírez "El Tato"
Imposible no recordar hoy a César Antonio Giron Díaz, a 91 años de su nacimiento, el gran César de los toreros que colocó el orgullo taurino de Venezuela en pedestal de honor, iniciando la dinastía torera más importante de América.
César con pundonor, vocación y amor propio, impuso la rama caribeña del toreo en Europa con triunfos irrepetibles, ya conocidos y difundidos, que dejamos a las frías estadísticas y números que se quedan cortos ante la grandeza del venezolano que supo imponerse sin bajar la cabeza a empresarios, toreros o ganaderos que al final cedieron ante el irrefrenable impulso de sus triunfos.
Se ha escrito que César Girón y "Armillita" han sido los mejores toreros que ha dado América, no solo por sus logros en la arena, sino por el respeto que lograron ganarse en todos los ámbitos, así algunos cicateros persistan en minimizar su rico y ejemplar historial.
"Desde éste momento eres matador de toros, has llegado a la alternativa por esfuerzo propio y lo único que te deseo es mucha suerte y que sigas para adelante como hasta ahora". Fueron las palabras emocionadas de Carlos Arruza cuando le entregó en Barcelona los trastos de matar. Fueron dos toreros muy parecidos de carácter, luchas y destinos, ambos, padrino y ahijado fallecieron en trágicos accidentes automovilísticos, ambos fueron figuras del toreo y ambos abrieron puertas y caminos sin que les regalaran nada.
Cuando el colombiano César Rincón colocó sobre el tapete las salidas a hombros en las Ventas de Madrid, el nombre del gran César Giron reapareció para recordar la grandeza del César del toreo venezolano, que por el dintel de esa puerta entre 1952 y 1965 cuando "se despidió por naturales" de la afición venteña la tarde del 2 de octubre, había salido nueve veces que han podido ser diez de no haber resultado herido en la corrida de la beneficencia de 1965 cuando cortó dos orejas.
Un día ya retirado, nos lo recordaba el mismo César en Maracay en breve charla con el doctor Vicente Lozano, el ganadero Ramirez Avendaño y el popular aficionado aragueño"Manuelote", que ya retirado y tras una corrida aburrida en Madrid al salir a la calle vestido de paisano, un grupo de aficionados lo cargó a hombros paseandolo por la calle de Alcalá al grito de !torero! ! torero!
Un caso insólito de este gran torero venezolano de lucha, sacrificios y tono de valiente retador, que fué la esencia de Venezuela vestida de luces, y al que taurinamente le debemos ese gran empujón definitivo al toreo venezolano.
César Giron sigue siendo la gran figura del toreo americano de todos los tiempos. !Salve César!...
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