martes, 16 de diciembre de 2025

Mérida: Un Pesebre que Despierta entre Misas, Patines y Carretas.Videos


Matica con el conjunto de Luis Alfonso Martos, foto Ramón Pico.

Germán D' Jesús Cerrada 

Mérida no solo celebra la Navidad; la vive con una intensidad que no tiene comparación en el resto del país. Hablar de la tradición decembrina en la "Ciudad de los Caballeros" es evocar un ritual que fusiona la fe de las madrugadas con la adrenalina de las ruedas, creando una atmósfera única en Venezuela donde las misas y las patinadas son un solo sentimiento. 

El padre Emiro Fuermayor con vecinos de Milla. 

Todo comienza cuando el reloj aún marca la madrugada. Desde aquel mítico 16 de diciembre, el eco de las campanas de parroquias como Milla y El Llano rompe el silencio andino.

Estas eucaristías han perdurado por siglos como una poderosa expresión de cultura, un camino espiritual que recuerda la jornada de María y José hacia Belén.

El presbítero Onias Mora, siempre alegre

En el corazón de Milla, la fe tenía rostros y nombres propios. Líderes espirituales como los párrocos Emiro Fuenmayor, Onias Mora y Víctor Ángulo, dejaron una huella imborrable. Era un acto de camaradería pura: grupos de amigos recorrían las casas despertando cariñosamente a los que se quedaban dormidos para asegurar que nadie faltara, mientras el popular "Matica" imprimía el sello único del amanecer lanzando morteros y voladores bajo el repique de las campanas y la música de viento.

El padre Victor Ángulo atendió a los feligreses de Milla y El Llano

Si la iglesia era el centro del espíritu, las calles eran el templo de la destreza. La juventud de los setenta disfrutaba una Navidad sana y vibrante que comenzaba a las 4:00 de la mañana, aunque muchos se trasnochaban con "La Canelita" o un buen anís. 

En la Plaza de Milla, mientras la misa transcurría, el lugar se convertía en escenario de una alegría espontánea. Allí destacaban diestros patinadores como Chico Rojas, Mimo Chacon, Chicoveto Uzcátegui, los Moreno y los Peña Avendaño. Se recuerda con asombro a aquel muchacho zuliano que se atrevía a saltar en patines las escalinatas de la plaza, bajando a toda velocidad para culminar su hazaña en la esquina de los famosos "heladitos".

Matica un personaje de la Mérida de ayer

Por su parte, la Avenida Don Tulio Febres Cordero era el verdadero corazón de la patinada matutina. Allí los jóvenes bajaban a toda velocidad, formando "chorizos" y largas colas de briosos patinadores como los Parada, los Cuesta, los Briceño y los Maggiolo. En las esquinas del Liceo Libertador, los conjuntos musicales hacían las delicias de todos, mientras agrupaciones como la de Mañeña Pérez (con Fabiola al furruco y la "hormiga" Cuesta a la charrasca) adornaban las navidades con su garbo. 

La Naranja Mecánica recorriendo la Av. Las Américas. 

Las piruetas de personajes como "El Pirri" Rengifo asombraban con sus maromas, mientras figuras como Tury Agüero, Panaco Pacheco, Valentín Chorojow y Olivero Picón marcaban la pauta en el asfalto. 

El rugir de las rolineras de La Naranja Mecánica 

No importaba si se estrenaban los modernos Winchester o Chicago del Bazar Parejo; la meta era disfrutar de la libertad sobre ruedas y la amistad reforzada en cada esquina.

Hoy, esa esencia merideña se ha transformado y expandido con las Carretas o Carruchas. Estos vehículos artesanales, elaborados con madera y rolineras, son el testimonio de la inventiva local que mantiene viva la llama de la Navidad.

Todos esperan a "La Naranja Mecánica"

Desde el 15 hasta el 23 de diciembre, las noches se llenan del rugir de las rolineras en la Avenida Las Américas, la Urbanización Carabobo, la 16 de Septiembre, Belén, Santa Ana Norte y Los Curos. Esta evolución ha alcanzado magnitudes asombrosas en "La Naranja Mecánica", una estructura icónica impulsada por el esfuerzo generacional de la familia Sánchez. Esta gigantesca carreta, considerada la más larga del país, es hoy un emblema motorizado capaz de movilizar a más de 150 personas simultáneamente.

Toda la familia disfruta de "La Naranja Mecánica"

Verla surcar la Avenida Las Américas es presenciar un festival rodante donde la creatividad une a cientos de familias.

Brindemos por Navidad y Año Nuevo.

​Mérida sigue siendo ese lugar mágico donde lo sagrado y lo festivo se encuentran. Es la unión perfecta entre el ayer de los Lacruz, los Quintero y los Valery, y el hoy de una ciudad que se niega a olvidar sus raíces. Entre el aroma a incienso, el calor de la gente y el sonido de las carretas, nuestra ciudad confirma que su Navidad es una experiencia sin igual. Porque en cada vuelta de rolinera y en cada canto de aguinaldo, recordamos que ¡Mérida es Tradición!


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