lunes, 21 de julio de 2014

Diego Ventura conquista a caballo el Norte

Duelo en el Olimpo del rejoneo. Hermoso de Mendoza, considerado el dios a caballo, y Diego Ventura se veían las cuadras y llenaron Cuatro Caminos. Pero Pablo ya no está solo en la cumbre, y «Zeus» se alió ayer con el hispano-luso. El caballo de bautizo mitológico fue el primero en aparecer en la única faena de premio. Los dos mandamases sacaron su artillería pesada y cuajaron faenas excelsas pese a algún desacierto al clavar. Brotaron frente a sus primeros toros -dos de los tres ejemplares potables de la desigual corrida de Ángel Sánchez-, que no se valoraron los suficiente.

Hubo que esperar al quinto para que el frenesí trepase por los tendidos. Y eso que, nada más aparecer por toriles, «Montañero» envió un peligroso recado a «Zeus». Tanto se enrabietó Ventura que se desplantó con raza. Su casta presidió toda la obra. Las palmas echaron humo con el salero de «Oro», pero fue «Morante» el que puso la plaza literalmente en pie con sus bocados. La atronadora ovación aún resuena Cantábrico adentro. De «Remate», las cortas al violín, con una por dentro meritísima. Sabedor de su conquista, amarró la victoria con un rejonazo en dos tiempos frente a un animal que no era sencillo.
Aunque aquel fue el inteligente pasaporte que condujo a la puerta grande, el toreo de ídem se vio en el anterior. «Nazarí» lo bordó soberbio a dos pistas y quitó los flecos mansos del colaborador rival. Se adivinaron el temple y la pasión en auténticos lances, con una torera provocación. «Milagro» se desperezó como otro prodigio, pero las banderillas grandes llegaron sobre «Toronjo», con un par a dos manos extraordinario. ¿Algo más? Las cortas y la llamada telefónica, que de tanto rotar casi cae el corcel. El que se desplomaría rendido sería el toro, que se echó una señora siesta.

Hermoso de Mendoza, que había encelado con torería al notable primero, sembró de magisterio el ruedo sobre «Disparate». Soberbia la manera de trenzar ochos, de girar delante de la cara de «Sevillano» en asombrosas hermosinas. Bestial la circunferencia. Siempre desafiante, en los palos y en los quiebros. No importó un fallo a lomos de «Baco», pues apretó con más ímpetu. Las cortas sobre «Pirata» y la conferencia telefónica avivaron la llama. El pinchazo enfrió los ánimos, pero esa faena merecía premio en el Norte y en el Sur. El de Estella anduvo con listeza con el aplomado y descastado cuarto, pero pinchó...

Armendáriz tiró de ganas con un tercero sin fijeza y con el más templado sexto. «Prometido» encendió la chispa, apagada en la hora final.

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