Capítulo IV (tercera parte)
Publicado por: Hassan González
Autor: Don José Santos Alonso
Autor: Don José Santos Alonso
Esta
exagerada exaltación en la prensa y la masiva campaña publicitaria lo
ha colocado a priori por encima de los demás, y la realidad es distinta,
pues este rejoneador ni es el mejor del mundo ni es un revolucionario,
ni tampoco el innovador del torero a caballo que han pregonado los
medios, digamos que es un notable intérprete del toreo a la portuguesa.
Lo que es un hecho es que su toreo, lo haga como lo haga, ya se ha
hecho antes por otros rejoneadores, principalmente portugueses como Joao
Moura, quien hace los quiebros y galopa de costado templando la
embestida de los toros hace más de 20 años, Antonio Ribeiro Téllez, que
hace las piruetas en la cara de los toros antes de clavar, Antonio
Domecq, que hace años ejecuta piruetas después de clavar, y los
mexicanos Trueba, quien hace quiebros antes que Mendoza figurara, y
Rodrigo Santos, que ha galopado de lado aquí y en España con los toros
muy ceñidos a sus caballos, principalmente con “Espartaco” y “Mariscal”,
desgraciadamente a los mexicanos casi nadie les da crédito, lo hacen
con mucha timidez, casi con miedo, como si el hecho de mencionar sus
virtudes mancillara a los rejoneadores hispanos.
Da
constancia de lo anterior la crónica escrita por el Bibliófilo Daniel
Medina de la Serna, de la sexta corrida de la temporada 1982 de la Plaza
México, celebrada 7 años antes de la alternativa de Pablo Hermoso, en
la que este escritor menciona los quiebros y el galope de costado de
Moura. (de su libro “Plaza México: Historia de una cincuentona
monumental”).
Joao
Moura trajo una sensacional manera de quebrar (el cronista se refiere
al quiebro, suerte que se describe adelante) al toro para colocar
fierros que ha hecho escuela y de esquivar la embestida de los toros
corriendo en sentido perpendicular a su viaje (descripción que hace el
cronista del galope de costado, en el cual el rejoneador lleva al toro
muy ceñido a la grupa del caballo); fueron estos alardes los que
convencieron y pusieron a la paisanada de pie, desgraciadamente el
lusitano ya no volvió.
Como
claramente se aprecia, Medina de la Serna no está familiarizado con el
toreo a caballo, sin embargo, pudo describir a su manera el quiebro así
como el galope de costado que menciona diciendo que Moura “esquiva la
embestida de los toros corriendo en sentido perpendicular a su viaje”.
Ahondemos en el tema recogiendo las palabras del propio rejoneador en la entrevista de la revista 6 TOROS 6 de Octubre de 1998.
Pregunta: ¿Muchos de los que han seguido tu trayectoria opinan que has sentado las bases de lo que va a ser el rejoneo en el siglo XXI? (se nota la deliberada intención de alabanza y sumisión en la pregunta).
Respuesta:”Ha
habido una gran evolución y lo más importante es que esto ha calado en
el público y en mis propios compañeros, la gente que empieza se fija en
el que está arriba y durante unos años Ginés Cartagena marcó un estilo
que siguieron otros; ahora creo que soy yo quien está marcando un estilo
y esto si está suponiendo una evolución en el rejoneo, aunque no me
atrevo a decir que yo haya inventado nada, porque en el toreo está todo
inventado y lo que ahora estoy haciendo yo, antes se lo había visto
hacer a Joao Moura, lo que si es cierto es que verdad de torear siempre
de frente, y no aliviarme, (quiere decir hacer la suerte sin abrir el caballo) esta
es mi mayor aportación, porque la gente ahora se está inclinando más en
este sentido que en el de la espectacularidad, el público va a la plaza
a ver torear un toro, a pie o a caballo, pero toreado de verdad, sin
elementos o piruetas de alta escuela que nada tienen que ver con el
rejoneo”. Este comentario se antoja poco sincero ya que este
rejoneador, como la mayoría de los españoles casi siempre rematan sus
faenas poniendo una serie de 2 o 3 banderillas cortas o rosas “a la
vuelta”, al relance y a toro pasado, lo que, auténticamente, nada tiene
que ver con el rejoneo.
Decir
que, “lo que más está ofreciendo es la verdad de torear siempre de
frente”, es algo imposible de realizar, porque para empezar, nadie torea
siempre de frente, ya que simplemente no todos los caballos son capaces
de torear de frente ni todos los toros lo permiten. Y debo precisar que
el toreo de frente no es aportación de Mendoza, el toreo de frente lo
retomó y practicó en definitiva Joao Branco Nuncio en la década de los
veintes y lo siguieron haciendo u “ofreciendo”, muchos caballeros de
Portugal y algunos en México antes que él, y e esto hay pruebas
rotundas. En relación con el despectivo juicio sobre las piruetas y
otros elementos de alta escuela, a los que se refiere diciendo “que nada
tienen que ver con el rejoneo”, el que escribe se los ha visto hacer a
Mendoza a montones, y lo peor, a destiempo, lo que las descalifica y lo
descalifica a él. Pero dejemos que el reconocido escritor portugués Don
Fernando Sommer D’ Andrade, purista del toreo a caballo y autor de
varios libros sobre la materia, nos vierta su opinión por medio de la
transcripción textual, (traducida al español) de un párrafo de su libro “Toureiro a Cavalo” editado el Lisboa en el año 1966. Que en el capítulo “O Toureiro Equestre como espectáculo”, dice: “El
toreo más serio y profundo se basa en la corrección de la suerte de
caras recibiendo; sin embargo, demostrada le perfección alcanzada en esa
suerte, debe recurrirse a las otras para para que la lidia no se torne
monótona, es de criticar al caballero que solo torea “por alegrías” sin nunca entrar de caras, con verdad, pero el que
torea de caras “sin alegría ninguna”, a pesar de la perfección, es para
la mayoría de los ojos del público, un ignorante, de corto repertorio,
mal torero y machacón”
Esta opinión adquiere más relevancia al transcribir otra respuesta de Hermoso de Mendoza de la entrevista anteriormente citada.
Pregunta: ¿Sigues mirando en todos los sentidos a Portugal?
Respuesta: “Si,
totalmente, porque hay una antigüedad y una manera de ver el toreo en
la que conviene fijarse siempre. Yo reconozco que antes de ir a Portugal
estaba descubriendo cosas que allá ya están descubiertas, porque
siempre se ha toreado muy bien, con clasicismo y verdad, y el propio
público y la crítica te exige esa verdad y te enseña y obliga a hacerla y
te recrimina cosas que aquí pasan desapercibidas”.
Pregunta: ¿Cómo Qué?
Respuesta: “Que
no te pares frente al toro antes de clavar un rejón o una banderilla.
Lo mismo que en el toreo a pie existe el cite, también lo hay en el
toreo a caballo, hay que pararse de cara al toro, porque se genera una
tensión que no todos los caballos aguantan, hay que ir mucho a Portugal
para conocer todos los secretos del rejoneo”.
Las
respuestas corresponden a un torero que sigue las normas del buen
torear, sin embargo en México este rejoneador, pese a su calidad, está
en otra sintonía, o como decimos los taurinos, “anda muy comodito”, pero
prefiero que lo diga otro, por lo que reproduzco la siguiente crónica.
Crónica de la revista “6 TOROS 6” de la corrida del martes 20 de Noviembre de 2001 en la plaza de San Luis Potosí, S.L.P.
“Aunque
algunos excesos utilizados por Pablo Hermoso se van haciendo
habituales, esta tarde la gente llenó la plaza para verle triunfar, para
ver el espectáculo que despliega el rejoneador navarro sobre cada una
de sus jacas. Hermoso estuvo como siempre muy bien, pero cierto también
que esta tarde el coso lo abarrotaba un público predispuesto que todo lo
festejó y que, por puro carisma y conexión, le sacó a hombros tras
darle cuatro orejas y un rabo. Nadie quiso ver la colocación de algunos
rejones de castigo y banderillas (atrás y abajo), nadie se dio cuenta de
sus caballos fueron alcanzados en varias ocasiones por sus enemigos y
nadie protestó los dos defectuosos rejonazos de muerte. Pablo Hermoso es
un fuera de serie, un torero de época y tiene además, una química
especial con el público, pero algunos excesos se están haciendo
habituales y tarde o temprano pueden revertirse”. (Hasta aquí la crónica).
No
se pone en tela de juicio la destreza de este rejoneador, sería
equivocado e injusto hacerlo, lo que es inaceptable, por ser desleal y
contrario al espíritu del toreo a caballo, es la constante trasgresión
al reglamento cuando rejonea en México, pero sobre todo, su falta de
hidalguía, ya que sin necesidad, sino por ventajista impone alternantes
fáciles “que no le hagan la guerra, que lo acompañen”, tales son sus
sinrazones; También es inadmisible su inveterada costumbre de alterar el
turno de los actuantes e imponer rejoneadores segundones o novilleros
con el fin de echarlos por delante y no rejonear el primer toro, cuando
por antigüedad le corresponde, así como su negativa a sortear los toros,
y por si fuera poco hay motivos de sospecha de dopaje a los toros* (*El
20 de Febrero de 2004, se le echó un toro de la ganadería de Suárez del
Real que lidiaba en la plaza de Jerez, Zac. Al día siguiente 21 de
Febrero, en el cortijo San Felipe de San Pedro, Garza García, N.L., un
toro de Golondrinas se echó y se durmió en el ruedo después de haber
sido bregado por un peón, sin siquiera haberle puesto un rejón, por lo
que Pablo Hermoso, ni tardo ni perezoso, decretó su muerte por infarto,
lo que el juez aceptó sin chistar, ordenando que se descabellara al toro
a pesar de que respiraba con naturalidad; 4 días más tarde, el 24 del
mismo mes y año, tuvieron igual comportamiento dos toros de Refugio Peña
en Jalostotitlán, Jal. Esta noche en la que se llevaron 4 toros de
diferentes ganaderías en 5 días, provoca una lógica sospecha de
manipulación por parte de P.H.M., y su cuadrilla, e indigna la conducta
pasiva y abúlica de los jueces que por obligación deberían haber
ordenado la autopsia y el análisis de sangre y orina de estos toros para
determinar la causa de semejantes anomalías), todas estas actitudes
perjudican y denigran al rejoneo y al espíritu caballeresco del mismo,
lo que sorprende es la mansa complicidad de las autoridades y toreros.
Ya para rematar hay que recalcar el reiterado vicio del rejonazo
riñonero, de los que se ha hartado de instrumentar en México y que
muchos cronistas callan o justifican, y por los cuales le han regalado
muchas orejas y rabos.
Esta
complicidad de los jueces, empresarios, toreros y ciertos cronistas, es
la herencia del servilismo y la cobardía de Moctezuma II, ese pobre
emperador azteca, antepasado moral de muchos mexicanos, que vio a los
españoles como dioses y se les rindió sin reservas, entregándoles su
imperio sin pelear, abrumado por su servilismo y su complejo de
inferioridad.
No
es fácil decir verdades, y mucho menos señalar defectos o errores sin
desagradar a los destinatarios o sus a sus parciales, no obstante es
necesario hacerlo con el objeto de superar prácticas lesivas o
ilegítimas. Conozco desde pequeño una sentencia que se repetía en mi
hogar y que ahora tiene como lema, mi amigo, el cronista taurino José
Mata y que encaja perfectamente con lo vertido en este libro, y es la
siguiente: “La verdad debe ser dicha aunque sea causa de escándalo”.
Ancestral discriminación al Rejoneo Mexicano
Desde
el 22 de Diciembre de 1946, fecha en la cual se presentó en la plaza
México el rejoneador español, Álvaro Domecq Diez, hasta el 6 de Marzo
del 2005, día en que rejoneó por última vez en esta plaza, el también
español Sergio Vegas, pasando por Ángel Peralta, Álvaro Domecq Romero,
Fermín Bohórquez Escribano, Pablo Hermoso de Mendoza, Andy Cartagena,
Fermín Bohórquez Domecq y Martín González Porras, los cuales han sumado
35 corridas a lo largo de esas 59 temporadas, ninguno, absolutamente
ninguno de ellos ha alternado con ningún rejoneador mexicano en la plaza
capitalina, en la cual por añadidura, los hispano han exigido y
obtenido casi siempre, los mejores carteles y los toros de las mejores
ganaderías, así como la oportunidad de torear dos toros, lo que a los
rejoneadores mexicanos se les ha negado sistemáticamente. Siendo la
única excepción la corrida del 27 de Diciembre de 1992 en la cual la
rejoneadora mexicana Karla Sánchez dio la alternativa a Juan José
Rodríguez, rejoneador español sin méritos ni trayectoria que justificara
su alternativa en la plaza México, episodio aislado que no modifica la
tendencia negativa de la confrontación entre nacionales e hispanos.
Este
hecho, no es ninguna casualidad, es la muestra de na actitud de
marginación que han ejercido los españoles en México para evitar la
competencia, evidenciando una conducta desleal que compromete seriamente
la condición de caballeros de quienes supone deben conducirse con
hidalguía o cuando menos con ética, por razones intrínsecas que su
profesión les impone. Pero esta discriminación, que relega al rejoneo
mexicano y le niega el derecho de competir en su patria, no es culpa
exclusiva de ellos, es en gran medida responsabilidad de las empresas de
este coso que no han querido entender que aceptar las condiciones
discriminatorias que los rejoneadores hispanos les imponen no trae
ningún beneficio para sus empresas, y que además es innecesario aceptar
tales coacciones, porque para los rejoneadores españoles hacer campaña
en México y no torear en la Monumental, es un fracaso, pero si tomamos
en cuenta que su motivo vital es el dinero, forzosamente tendremos que
entender que son incapaces de rechazar las sumas que se les paga en
nuestro máximo escenario, ya sea toreando o no con los mexicanos, lo que
pondría las cosas en su lugar, por otro lado, el sobado argumento de
que en México no hay rejoneadores de su nivel, es un falaz pretexto,
porque siempre que han venido los españoles a torear a México ha habido
rejoneadores mexicanos de cartel (Rejoneadores mexicanos en activo
que fueron discriminados por los españoles en la México: 1947, D. Juan
Cañedo; 1956-1957, D. Gastón Santos; 1963-1964, D. Carlos Arruza y
Gastón Santos; 1970, D. Gastón Santos y D. Felipe Zambrano; 1972-1973,
D. Carlos Arruza, D. Gastón Santos, D. Evaristo Zambrano; 1979, D. Jorge
Hernández Andrés; 2000 a 2005, D. Rodrigo Santos y D. José Antonio
Hernández Andrés.). ¿ Pero si por precaución o por comodidad no
aceptaron el reto? ¿ Cuánto y que pierden las empresas?, porque si
hacemos cuentas, ¿Cuánto pueden haber ganado las empresas de la México
con las 35 corridas que “les hicieron el favor” de rejonear los
españoles en esos 59 años en los que han sido obligados a discriminar a
sus compatriotas, en la que han perdido la oportunidad de la
confrontación?. No hay que perder de vista que el enfrentamiento entre
toreros, siempre da frutos y la competencia es hacedora de figuras, y
las figuras son rentables, máxime si son locales.
A propósito, recuerdo la siempre vigente frase del renombrado escritor taurino español, Gregorio Corrochano:
“Las
grandes épocas del toreo se caracterizan por el dúo, por la pareja, por
el contraste, por lo que se llama competencia; el monólogo no tiene
emoción, ni en el teatro, ni en la plaza, ni en la vida”.
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