viernes, 11 de octubre de 2019

Isiegas y el capote del abuelo Octavio


Jorge Isiegas corta una oreja en su alternativa en la Feria del Pilar


Isiegas toma la alternativa de manos de El Juli y en presencia de Ureña
Isiegas toma la alternativa de manos de El Juli y en presencia de Ureña - Fabián Simón


Ángel González Abad
Zaragoza 

No pudo tener mejor compañía el joven Jorge Isiegas en el día de su alternativa. Todas las ilusiones puestas en el 11 de octubre, una fecha en la que también se doctoraron otros matadores aragoneses. Día pues de recuerdos, de nostalgias, y de cerrar una etapa para afrontar otra decisiva, la de verdad, la que marca la vida de un torero.

En el patio de cuadrillas de la Misericordia, entre flashes y saludos, respirando con fuerza para mantener la calma, se fue liando el capote de paseo. El mismo que lució su abuelo una tarde de los años cuarenta en esta plaza misericorde, que acabó con los máximos trofeos en sus manos. Aquel día fue la cumbre del abuelo Octavio, un gran aficionado, que jugó a ser torero, hizo sus pinitos entre la novillería y hasta cortó un rabo en el ruedo zaragozano.

No pudo tener mejor compañía Jorge Isiegas durante el paseíllo, protegido por quien le enseñó a dar los primeros pasos en el ambiente taurino. Le dio también firmeza y disposición, y le quitó los nervios que parecieron aflorar antes de que sonaran los clarines para que saltara el primero de los cuvillos, el que había de hacerle matador de toros.

El colorao «Encendido» tuvo buen son y bien que lo aprovechó Isiegas en cuanto El Juli le cedió los trastos en presencia de Paco Ureña. Ahí seguía el capote del abuelo Octavio, y sobre la arena quedaron unos naturales del mejor trazo, el final de una faena que le valió para pasear su primer trofeo tras el doctorado. Y con el sexto, un toraco manso y rajado, una prenda que lo puso a prueba, de la que salió con nota.

No pudo tener mejor compañía...

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